Durante el funeral de los cuatro muertos por la explosión de una toma clandestina los pobladores de Cerritos y El Mando dijeron que viven en una bomba de tiempo por culpa de Pemex y los huachicoleros, pues uno es el temor a ser asesinado por las bandas que realizan esta actividad, y otro temor es sufrir un accidente con las constantes tomas clandestinas. Las dos familias demandan que el Gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes, apoye en los funerales, y si se puede, becas y apoyos para los que se quedan desamparados; y que Pemex corresponda estas vidas con indemnizaciones, pues estaban avisados de la existencia de esa toma clandestina y tardaron en atenderla, hasta que se dio la desgracia.
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Por Ignacio Carvajal
Ciudad de México/Veracruz, 15 de mayo (SinEmbargo).– Las familias de los cuatro muertos por la explosión de una toma clandestina demandaron al Gobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares, apoyo con los funerales, y a Petróleos Mexicanos (Pemex) indemizaciones, pues estaban advertidos de la existencia del robo de combustible en esa zona y nunca atendieron las denuncias.
Deudos de las víctimas informaron que los cuatro muertos en la explosión fueron llevados al camposanto a la 1:00, se recorrió un pequeño tramo de caminos de piedras redondas antes de arribar al panteón.
Los finados son Cayetano Reyes Medina, de 50, y sus hijos, Felipe y Rodrigo Reyes Morales, de 19 y 14 años; el vecino era Martín Martínez Moguel, de 76 años.
Sus restos fueron entregados por la Fiscalía general del estado en Tierra Blanca, luego de intensas horas de trabajo para su reconocimiento.
El coche en donde perdieron la vida, quedó completamente calcinado, y sus ocupantes igualmente presentaron quemaduras muy fuertes, que prácticamente los dejaron irreconocibles.
Al momento de la explosión, las familias que se dieron cuenta del estruendo en Cerritos, no pudieron hacer nada para salvar a sus seres queridos.
«Nos acercamos a unos 50 metros, y ya no se podía avanzar más, las llamas eran muy fuertes y el calor quemaba el rostro», contó Alejandra Reyes Medina, hermana del padre de familia.
Mientras eran llevados a enterrar, los vecinos, conocidos y amigos hacían oraciones para el descanso de sus almas.
Al cortejo se sumaron docenas de habitantes de los poblados más alejados de sus cabeceras, y que conocían a los finados de bastante tiempo atrás, y avalaron que no se dedican al robo de combustible, como se especuló durante las primeras horas del incidente.
Incluso, durante el sepelio, algunas de las palabras de los dolientes, fueron para recordarlos como eran, uno, el padre trabajador y responsable, y los hijos que soñaban con ser mejores personas en el futuro, sin vicios y malicia.
Docenas de chicos de edad universitaria y de secundaria, se dieron cita al sepelio para darle el último adiós a sus amigos y compañeros de clase.
Voces anónimas durante el entierro demandaron al gobierno de Veracruz más seguridad para la región, y a Pemex, que se hagan los trámites necesarios para pagar las indemnizaciones, pues con estas muertes las familias quedan desamparadas.
De lado de la familia con los tres muertos, se queda en la orfandad de padre una menor de 10 años, y su madre también está sin asidero ahora que su compañero, Cayetano, se ha marchado.
En la familia del campesino Martín Martínez Moguel, igualmente queda una viuda al desamparo, siendo adulto mayor, y en medio de la pobreza del campo de Tierra Blanca.
«Demandamos que Pemex indemnice a estas personas, porque mi hermano deja a su viuda en el desamparo», dijo Arcadio Martínez Moguel, quien recuerda que su hermano era campesino, cortador de caña y jornalero, dependiente completamente del campo, de ahí sacaba un poco para su ahora viuda.
Cayetano, el padre de familia, comentaron los deudos, era el responsable de llevar a su padre ya adulto a las terapias para males renales, lo hacía en el coche que se incendió, y que fue comprado con muchos sacrificios.
Los dos jóvenes, uno era estudiante y soñaba con superarse para darle mejor calidad de vida a su familia, y el otro, ya había acabado la escuela y apoyaba a su padre en las labores del campo.
En el funeral se comentó que los pobladores de Cerritos y El Mando viven en una bomba de tiempo por culpa de Pemex y los Huachicoleros, pues uno es el temor a ser asesinado por las bandas que realizan esta actividad, y otro temor es sufrir un accidente con las constantes tomas clandestina, lo que se materializó la mañana del sábado con la muerte de las cuatro personas.
Las dos familias demandan que el Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares apoye en los funerales, y si se puede, becas y apoyos para los que se quedan desamparados; y que Pemex corresponda estas vidas con indemnizaciones, pues estaban avisados de la existencia de esa toma clandestina y tardaron en atenderla, hasta que se dio la desgracia.